El hipotético lector de este blog podrá sacar sus propias sensaciones de esta fotgrafía. El costalero mira de frente el desafío de ese día. El reto que él mismo se pone cada año. El impresionante barco del Señor avanza inexorable por el cauce de su Estación de penitencia mientras uno de sus marineros lo espera en el relevo. Duro año para los ponis, ellos solo lo saben, que solventaron fajándose al trabajo como pocos peones de la mar del Soberano saben hacerlo.
La mirada larga, como los toreros, puesta casi en el horizonte de la Madre hace que el costalero piense, y mucho, durante un Jueves Santo. Se ve venir el paso y se ve venir la vida.
Precisamente este costalero, entre los que puedo contar como amigos, tenía que tener la cabeza llenita de cosas, absolutamente llena, gente que falta, gente que está y gente que ha de venir.
A tan solo un mes de la alegría más grande de tu vida, amigo, quiero dedicarte esta entrada en mi humilde blog, a ti y a tu maravillosa mujer. Gracias por tu sonrisa, gracias por los abrazos sinceros, gracias siempre por ser como eres, por ser capaz de soltar el chascarrillo cuando hace falta, siempre cuando hace falta.
Gracias por ser costalero, porque ser costalero no es solo ponerse el "gorro", gracias por ser persona. Todo esto lo conocemos ya.. ahora queda una peoná muy larga y muy bonita. Seguro que eres un gran Padre, tienes a quien parecerte.
Suerte amigos
