miércoles, 18 de julio de 2007

Aprendiendo el oficio 2





Dicen que ser costalero se lleva en la sangre, que es un oficio que se aprende, y que es uno de los legados más bonitos que te pueden dejar. Algunos no hemos tenido la suerte de recibir ese legado de nuestros progenitores, pero siempre hay aluien que te mete el veneno del costal en el cuerpo.
Las imágenes son del domingo pasado, Carmen de San Leandro, un padre saca el zanco de la Virgen y ofrece a su hijo las primeras lecciones costaleriles. Lo primero es vestirse bien, como si de un torero se tratara, pegarse bien al palo, y por ahora dejarse guiar por los pies del padre.
La semilla está plantada... seguramente este niño que vemos hoy en las fotos y su generacion sean los que nos retiren de los pasos.
Vaya por todos aquellos que son capaces de inyectar el precioso veneno de la arpillera

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