viernes, 14 de marzo de 2008

la Visita



Una vez al año vamos a ofrecerle nuestro trabajo, una vez al año nos presentamos ante Él con un costal en la mano para que lo bendiga con su sola presencia. Una vez al año el derrama su amor eterno sobre nosotros y nosotros besamos su divina figura.

Una vez al año el costal se vuelve pañuelo de besamanos, sin puntillas ni brocados, la herramienta de trabajo se vuelve más suave que nunca en el simple roce del pie del Señor.

Un vez al año lo tenemos para nosotros solos, en esa visita llena de ilusión por lo que está por venir.

Una vez al año Él baja a vernos para que lo sintamos cerca, como el Jueves Santo.

Una vez al año lo tenemos para nosotros solos antes de entregárselo a la ciudad en cada levantá

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