El pasado domingo fue uno de esos días grandes en los que la gente se junta para trabajar por derecho, para disfrutar con un paso durante un ensayo. Aunque el día amanecio algo raro y lluviosos, sobre las 12 de la mañana pudimos salir por segunda vez durante estos a preparar nuestro particular Jueves Santo. La parihuela que ven tiene su historia. Es la antigua de madera del Señor del Prendimiento, con una novísima zambrana acoplada para ayudar al trabajo de los hombres.
Esa parihuela ha tenido el orgullo de pasear al Soberano por las calles de Linares durante casi dos décadadas y ahora sirve para preparar a sus hijos para la bella batalla de uno de los días que relucen más que el sol.
Cómoda donde las haya, tiene las "heridas" de guerra de antiguos guerreros tallada en sus trabajaderas, dignas de museos del costalero, no hay nada más que fijarse...
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