miércoles, 23 de septiembre de 2009
NA MÁS UE 50 AÑITOS (ARTESACRO)
Nunca es tarde. Isabel Serrato Martín.
Han pasado meses desde que tú voz quebrada por el tiempo, mandara “pararse ahí” a una cuadrilla de costaleros elegantes. Han pasado meses, pero nunca es tarde. Nunca es tarde cuando desde unas torpes letras se quiere poner en su sitio a esa persona que nunca lo perdió por mantener su impronta personalidad, siempre firme, al frente de los pasos.
No pasarás Pepe, porque tu huella y tú olor a Ariza se ha quedado impregnado en cada paso que has ordenado, en cada martillo que has acariciado.
Pepe, tú legado no ha sido otro que aprender de tú abuelo y de tú padre y enseñárselo a tu hijo, mi amigo Tony. Pepe, tú legado no es otro que sentirte orgulloso, y tu puedes estarlo de ello, de haber seguido sembrando dinastía en Sevilla, cosa muy difícil en los tiempos cofrades que corren en esta Sevilla nuestra.
El otro día, en estas reuniones espontáneas, tú hijo, como digo, tú legado, se sentía orgulloso cuando hablaba del pasado, saboreaba el presente y soñaba con el futuro. Siempre, Ariza, era la palabra que más le llenaba.
Don Alberto Gallardo lo dice, debajo de las trabajaderas y bajo la voz de los Ariza se hizo costalero, y así habrá tantas historias de hombres que se han hecho costaleros en Sevilla.
Cincuenta años te han servido para ahora sentir el regusto de saborear el trabajo bien hecho. Que hablen que os habéis vendido de que por coger martillos, que si en la Hiniesta o en San Esteban, que hermanos costaleros o no… qué más da Pepe, si hablan los que no saben, los recién llegados a este mundo y a su vez calla la gente buena como tu, que ante una dedicatoria en la “levantá” del Nazareno de Triana, te retiras porque no quieres protagonismo. Pepe, tu callas, porque siempre te avalarán cincuenta años, que se escriben pronto, poniéndole voz al paseo de Dios en Sevilla.
En tú hijo, te veré siempre, porque sé que ese respeto que él te tiene será tú imagen ante cualquier paso.
Antonio Ariza, recoge y a la vez siembra el fruto de tú padre, para tú gloria y la de los sevillanos, Pepe Ariza.
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