Bueno, pues ha llegado. La Navidad se nos viene como una avalancha de regalos, colonias, juguetes, consolas y cortes ingleses que nos abruman y nos obligan a gastar, a salir y alternar con los amigos, a estar con la familia, aunque no nos paetezca y a ser buenos, a creernos buenos.
El buenismo en el que vivimos nos pide que seamos solidarios y que pensemos en los demás, incluso que celebremos el "solsticio de invierno" en lugar de llamarlo Navidad.
Hace 15 años o más que no monto belén, y este de las fotografías es el de mi casa, el que intimamente y con paciencia hemos montado mi mujer y yo. Ilusión renovada, Navidad verdadera, recuerdos de niñez que afloran de nuevo a mi mente...
La Navidad debe ser para nosostros, los que nos consideramos Cristianos, algo más. El Nacimiento del Salvador, que os muestro en estas humildísimas fotografías, uno de los ejes centrales de estas tristísimas fiestas. El Señor nace para salvarnos tan solo tres meses después en un madero.
Este año, por primera vez en mucho tiempo tengo ganas de Navidad, por aquello de estrenarla con mi mujer, mi compañera y mi familia. Este año el recuerdo de los que no están se hará de nuevo vivo y volverán a habitar entre los que seguimos querie´ndolos.
Os deseo a todos Feliz Navidad.
Gracias por leer este blog
No hay comentarios:
Publicar un comentario