Así se presenta nuestra Madre en su anual venida desde los cielos para estar unos días con sus hijos. Estos mortales que simplemente aprendemos a quererla y a veces casi nos olvidamos de ello.
Ella, con su excelsa presencia, no necesita nada más que del amor de todos sus hijos, disfrutad de Ella los que podéis hacerlo. Aquellos que nos encontramos en nuestro particular "exilio" la querremos, como todos los días en la distancia, deseando que llegue el año que viene poara que, ya si, en sábado o en domingo, como cada siete años, nos reencontremos con Ella.
Pero este año tampoco puede ser, y otros como yo tendremos que "sufrir" sabiendo que Ella pisa suelo terrenal y no podemos ir a verla.
Lo dicho, disfrútenla y disfruten de este mes, que culminará con el paseo matinal más glorioso y excelso que existe en el año.
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