martes, 17 de enero de 2012

LA VUELTA AL TRABAJO

Por fin, parece que fue ayer cuando guardábamos la ropa de costalero sin utilizar más que en los ensayos, parece que fue ayer cuando todas nuestras ilusiones, todo nuestro esfuerzo, todos los km., todo el dinero gastado e invertido en esto que tanto nos gusta se iba por el sumidero de las alcantarillas de Sevilla o Linares y se cerraba una Semana Santa que a muchos no nos gustará recordar. Y ya está aquí, volvemos a las andadas, al trabajo, a la bodega de dios, a aquello que más nos gusta y que nos quita el sueño a más de uno. Largo y duro ha sido este año, reviviendo momentos de ensayo y quemando literalmente los videos del 2010 porque, sin dudarlo, de este año poco había que echarse a la boca. Largo y penoso a veces por muchas historias de incomprensión, de envidias, al fin y al cabo por problemas hasta lógicos que derivan de este maravilloso y a la vez fatídico y asqueroso mundo a veces pero que el pellizco de una chicota, una levantá o una buena "mano" nos quitan de un plumazo y nos devuelven a la realidad que más nos gusta. Sacar un paso. esa sensación de poderle a los kg, esa sensación del reto conseguido, no sin esfuerzo, el compañerismo, la amistad, el querer y poder, la entrega, la recompensa de una lágrima o de una caricia al faldón mientras pasas, mientrasÉl o Ella pasan y recogen esa hilera de plegarias que es el rezo de un pueblo que se lanza a las calles a verles y a llorarles. Disfruten de lo que viene ahora, de las igualás, de los reencuentros, de las tertulias más largas de costal y trabajadera, de las tardes o noches de ensayo, de cómo el costalero es uno de los que anuncian la espera cuando al doblar una esquina vemos a un costalero con su costal debajo del brazo camino de su ensayo, o una parihuela pasar por la calle del fondo. Vuelve la ilusión de los más jóvenes, la Esperanza de aquellos que por primera vez sacan un paso y a los que se les llenan los ojos de vida costalera e incertidumbre. Vuelve la veteranía y templanza de aquellos que cuentan los años hacia atrás para irse, y que se aferran al palo como al blasón que defiende un caballero pidiéndole al Señor o a la virgen que les permita un solo añito más, y así algunos llegan al cuarto de siglo o más debajo de los pasos. Vuelve el poder del costalero, la incertidumbre de lo que vendrá, la terribilitá del momento de levantas, vuelve, al fin y al cabo, aquello que más nos gusta... Vuelve poco a poco la Semana Santa.

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