¿qué tendrás Soberano que vives en el Tardón? que cada vez que te veo me zamarrean los recuerdos.
Tú fuistes lo primero que soñé cuando fugazmente visitaba la ciudad los Lunes Santos, de la mano de aquel capitán que ahora disfruta por siempre de tu excelsa presencia te conocí una tarde de abril de 1997, Y desde entonces sigo mirándote con repeto y devoción cada vez que puedo.
Viniste ayer hasta aquellos que vivimos lejos de tí porque, por mor del destino, no pudimos disfrutarte como queríamos en la tarde del lunes de abril que estaba predestinada. Y has venido solo, ¿a qué más?, unas andas que portaba tu hombría de bien, y un barrio que se hace ciudad y que te lleva en volandas hasta la catedral.
Te vi de lejos entrar en la Casa Grande de Dios, del Padre, y no quise acercarme más porque entrabas a cumplir lo prometido, a hacerte presente, a decir bien alto en el templo aquel que hace asombrarse a todo el mundo aquel "YO SOY" que llevas grabado en tu peana y que tatúas a fuego con cada izquierdo. Y pude Señor disfrutarte cuando cumpliste con propios y extraños, demostrando una vez más a los foráneos que Sevilla, y Andalucía, creen en aquello que va más allá de sus imágenes, viven su Fe y su religión desde la forma de ser que les da la tierra, en contra de lo que se piensa en otros sitios como Astorga.
Y alli, en la plaza que te ve de vuelta cada Lunes Santo, me encontré contigo de nuevo, y por un momento lo hice acompañado de los míos, de los de antes, y volvió a oler a torrijas de casa Lola, y volvimos a charlar en el camino o degustando el bocadillo guardándonos el sitio en esa plaza que se perfuma de Azahar como aquella novia que espera la visita de su amado cuando cae la noche en la primavera.
Ayer Señor, me trajiste de nuevo a mi capitán al lado y comentamos cosas de ti, ayer Señor, volví a disfrutar de tí...
martes, 15 de marzo de 2011
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