martes, 21 de junio de 2011

¡¡FUERTE PARRIBA SIEMPRE!!


Hoy he conocido a través de mi segundo capataz una de las historias de esas que le descomponen a uno el cuerpo.

Resulta que Ricardo, costalero del Soberano de Linares, ha tenido un accidente de esos que cais le cuestan a uno la vida y, por obra y gracia del Destino con nombre y apellidos, Señor del Prendimiento de Linares, no ha sido así.

Ricardo es un costalero de los de antes, humilde en su trabajo, sin los "aspavientos" que tenemos los jóvenes, de los que tiran parriba de verdad, con corazón, con ganas y con huevos. De esos que llevan muchos años aqui, de los que no se lo creen, de los que se fueron y con el nuevo empuje, y gracias a los relevos, esos benditos relevos, pudieron volver para disfrutar y enseñarnos a mas de uno a lo que realmente se venía y se viene aqui, al paso del Señor.

Costalero del que hay mucho que aprender, por su humildad, por su esfuerzo siempre sincero, por su compromiso casi feudal con un Señor de mirada dulce y manos atadas, que no fustiga y que además lo saca a uno de una muerte casi segura.

Esta cueresma he tenido al oportunidad, en los ensayos, de "hacer cuadrilla" con él, y he descubierto, de nuevo y en las manos de uno de los "viejos" a los que muchas veces ni echamos cuentas, mal por nosotros, la esencia de la cuadrilla del Señor del Prendimiento. Que no es otra que trabajo, trabajo y más trabajo.

En una de esas conversaciones se mostraba, es la grandeza de la humildad, admirado por cosas que yo había conseguido, como sacar pasos en Sevilla, o mandar el caminar del Señor del Prendimiento, "con la soltura que tú lo haces" como dijo él.

¿Admirado?, admirado me quedo yo de ti, amigo Ricardo, del cariño que demuestras al costal hecho realidad en las bodegas del barco del Señor del Prendimiento, admirado me tienes tu y los "tuyos" los de tu generación, sin los que nada de lo de ahora sería posible.

Y por eso, porque el Señor tiene esas cosas, cuidó de tí en el trance de la caida, te sacó del agujero y ahora esperamos todos que te recuperes para volver a compartir lo vivido, para volver a soñar en las noches de cuaresma con el caminar del Señor, para convencer a tu mujer de que "este de verdad que es el último año" y dar otra peoná más, ¿y van cuantas Ricardo?.

Ponte bueno, ponlo bueno Señor mío, que guerreros de estos son los que hacen falta bajo tus divinos faldones, y todavía les queda mucho por enseñarnos a más de uno.

1 comentario:

ENTREVARALES dijo...

Desconocía este hecho.Desde aquí le deseo su pronto reestablecimiento y que tenga fe para superar el trance.
Saludos