viernes, 5 de febrero de 2010

RECUERDOS 2009 (foto Pipe Caparrós)



Lllega el momento de comenzar, mañana nos fajamos de nuevo al trabajo más bello del mundo, el costal.

Comparado con toreros, gladiadores, guerreros antiguos, el costalero está mitificado pero una conversación de hace pocos días con un compañero y amigo me hizo darme cuenta de una cosa.

El costalero se siente, por encima de todo, PODEROSO, el reto al que se somete, la droga que le corre por las venas transformada en olor a madera, sudor, incienso, flores, buñuelos.

El sonido de la madera, de los compañeros, del capataz, de la gente arrimada al costero.

Plegarias que pasan como el río de la vida, llantos al cruzarse la mirada con Dios o Su Santísima Madre. Un relevo, un niño que clava su inocente mirada en el costalero, un adolexcente que admira y envidia a la vez al marinero de la bodega...

En todo eso pienso yo ahora que comienza de nuevo el trabajo, y en amigos, en reencuantros, en los que se fueron, en los que llegan...

Quizás la recompensa del costaero, entre otras, sea recordar momentos tan maravillosos como el que narra la excepcional fotografía Pipe. Y es que si a la sensibilidad unimos la experiencia costalera del fotógrafo, la transmisión es magnífica.

Es el momento de empezar a trabajar para repetir y superar estos momentos

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