viernes, 28 de octubre de 2011

CUANDO LOS TOREROS FUMABAN...

A mi abuelo le gustaban los toros, y le gustaba Antoñete. Probablemente la afición a los toros de mi abuelo era de las que "hacian patria". gustoso del futbol él era de las personas de antes que se criaroen en una España que giraba en torno a los toreros, cuando los maestros eran semi dioses y flotaban por las calles de cualquier ciudad quue pisaban.

Cualquier faena "gorda" tenía la misma repercusión que si hubiera internet, y en una época en la que la información se basabe en las excelentes crónicas de D. Matías Prats, en el periódico y en la recién llegada televisión española, esa que hoy en día únicamente dedica un programa de 40 minutos en la segunda cadena los sábados.

A mi abuelo, como digo, le gustaba Antoñete, por ser torero de los de toda la vida. antoñete, según mi abuelo, era del que se aprendían las distancias y los tiempos del toro, toreo del clásico, de conocer bien a la res y sacarle aquello que tenía.

"Niño, fíjate bien hoy que torea Antoñete". Antoñete para mi es uno de lo toreros de mi infancia.

Y hace unos días el maestro del vestío malva y oro hizo el paseillo hacia el cielo. Se nos va con él la sabiduría del toro, ese que dan los años de alternativa, la torería parca en palabras, desbordada de pensamientos que se adivinaban a través del incansable tabaco que acabó siendo su pasaporte para el cartel del cielo.

Seguramente Anroñete disfruta ya del toreo eterno jusnto a sus fuentes taurina Manolete y Belmonte, junto a soberbios Maestros como Bienvenida u Ordoñez, que yo nunca conocí pero que seguro disfruta mi abuelo en el tendido de la plaza de toros del cielo, con un purazo de esos que solo se fuman en los toros, con una plaza plagada de sombretos que tras una faena memorable alfombraban el paseo triunfal del maestro, o que se revoleaban en bronca cuando tocaba, porque como oí hace unos años en el tendío de la plaza de Linares "Ya no hay broncas en los toros como las de antes".

Descanse en paz, maestro Antoñete.





lunes, 24 de octubre de 2011

LAS VÍSPERAS DE OTOÑO


Esta semana es la última de su mes, del mes de la señora del Rosario, y siempre, sus devotos y cofrades del Prendimiento de Linares vivimos esta semana de una manera muy especial. Para nosotros son unas pequeñas Vísperas, y más si cabe cuando el año pasado no pudimos disfrutarla en todo el esplendor de su palio por las calles de Linares.

Insisto mucho en que a Ellos hay que irlos a ver a la iglesia, al templo, pero los cofrades no podemos guardarnos tanto derroche de amor, señorío y belleza de la Madre de Dios, y una vez al año, en un acto íntimo y muy especial, la Madre de Dios sale a bendecir las calles de la collación a la que pertenece y que la ama y la quiere como madre suya y de todo el pueblo de Linares que es.

Tres días antes Ella presidirá el altar mayor de su casa de San Agustín, en el solemne Triduo que se le dedica todos los años, y cuando la mañana del último domingo rompa por el rosetón moderno de la parroquia, Ella volverá con las claras del día, con el aire renovado, con su barrio bendecido, lleno de amor, con la mirada alta desparramada en los balcones de aquellos que tienen la gracia divina de residir cerca de Ella, de la Madre de Dios.

Una solemne Función Principal finaliza los actos de este mes dedicado a Ella.

Acompañemosla en estos días que vuelve a visitarnos, porque hasta el año que viene todo será distinto.