lunes, 23 de enero de 2012

PISTOLETAZO DE SALIDA, VUELVE LA ILUSIÓN (Fotos M. Martinez Olmedo)

Ha comenzado, el tiempo de la espera para estas almas con miras de marineros y guerreros del costal ha comenzado. El sábado, intensísimo día cofrade, comenzaba el trabajo en las trabajaderas de Dios tanto en la Hermandad del Prendimiento, de la que les hablo ahora, como en los Estudiantes, igualá y ensayo del que les hablaré próximamente. Será que voy para mayor, pero a mi estos días empiezan a emocionarme, en verdad siempre me han emocionado, pero este año, no se por qué, en mi camino solitario hacia la iguala, con las zapatillas bajo el brazo, el escalofría de la melancolía comenzó a recorrerme la espina dorsal. Pensaba, subiendo la calle el Tinte, en mis primeros años, en aquellas igualás en la SEAT, en las reuniones en la casa hermandad de la calle Martinez de la Rosa... recordé a los que siempre han sido de los míos, aquellos que se fueron como Caparrós o Loren, aquellos que siguen como Gámez (aunque sea desde lejos, en la acera, viendo como su Cristo camina hacia él y se le avalanza sobre el alma herida por las cosas de la vida y los pasos, como él nos dijo al irse, que el Señor le ha encomendado. Pensaba en esos hombres, los que se fueron y los que están que tienen, para fraseando al gran Luis León, un huevo burdeos y otro crema. La melancolía del costalero no se va al llegar a la igualá, sigue instalada en el lomo de uno al saludar a los suyos, como se saludaban, quizás, los guerreros antiguos al hacer levas, mirándose de reojo sabiendo que con ellos, con los de siempre, tiene la espalda y el resuello a salvo. también se acoge a los nuevos, y ahi vino el segundo golpe melancólico. Resulta que este año se estrena en el palio de mi Virgen del Rosario, con 18 añitos, el niño del Muñeco, costalero curtidisimo en las trabajaderas de la Señora, y resulta que el chaval tiene, como digo, 18 años. No se por qué me vino a la mente, pero recuerdo a ese niño asido al zanco del paso, cuando yo estrenaba la ilusión del costal hace 17 años, él tenia solo uno y ahora la Señora lo llama para que sea sus pies. Lo comenté con su padre, ya que, me vino también al pensamiento que cuando yo era un moquillo de nene el padre del hoy novato era ya costalero, y era yo el que se bebía el andar de la madre de Dios asido a la mano de mi padre. Y ahora, ese nene que no levantaba dos cuartas del suelo es costalero de la Señora, 17 años después de aquel invierno del año 1996. Siguen los encuentros, los abrazos, algún que otro saludo esquivo o alguno que no se da, pero sin importancia. Se acerca uno a la barra del estrenadísimo, y con éxito, bar de la hermandad y se encuentra tomándose un fresquito gin tonic con los de siempre. Esteban Caballero, David Puga (retirado ya), Antonio Acuña (segundo de a bordo actualmente pero siempre siempre es y será de los de abajo), mi hermano, aparece el Vázquez con sus cosas como siempre, llegan los chiquininos del palio.... y se ve uno agusto, se ve uno en su casa, aquel sitio, aquella gente, la mayorái de ellos, lo han visto a uno crecer, hacerse hombre, y, curiosidades de la vida, son ahora sus hijos los que en muchos casos se miran como costaleros en nuestro espejo cuando a los que idolatrábamos nosotros por tener la gracia divina de ser los elegidos eran a sus padre... qué cosas. Llega el momento de nuevo, el momento de ponerse las zapatillas reservadas para pasear a Dios y sentado en un banco antiguo de San Agustín, heredado por supuesto tras el cambio por los nuevos, al lado de Esteban piensa uno y se comenta, "Nene, llevo 17 años haciendo esto" no con tono cansado, para nada desilusionado, pero si, por supuesto, sintiendo el peso de la veteranía en estas lides, quizás con el sentido ese de soldado viejo, que espera en el tercio viendo como el enemigo (aunque aqui no lo haya y se limite a una chicotá más dura de lo normal o a un lomo de la calle que se busca casi con vehemencia) se acerca y escruta sus fallos para asestar el golpe que decantará la batalla de su lado. Quizás la templanza que dan los años se aloje ya en los sentimientos de los costaleros que vamos para mayores y miramos los años con la pena del descuento de los que nos quedan para irnos. Al instante, al oir " ¡¡¡TERCERA!!!" se te pasa todo, te pones de nuevo en tu sitio, y observas como los del palo son prácticamente los mismos de los últimos años, son los tuyos, los que en la linea de ese frente imaginario, luchan y pelean cada mano al paso contigo codo con codo, entre aquellos vuelve uno a pensar que por sus edades, cuando tu ya eras costalero, ellos, alguno que otro, no iba ni al cole, pero ahi están, son tus iguales, son tus compañeros, herederos de aquello que empezamos un día siguiendo la senda de los que nos precedieron y que el sábado tuvo otro punto de inflexión. El sábado la cuadrilla de mi Cristo del Prendimiento cumplio otro hito que se pensaba inalcanzable, el sábado igualaron (sin contar las faltas) 50 hombres en el señor del Prendimiento de Linares, y entonces, cuando preguntas al capataz y te dice la cifra te acuerdas del camino recorrido, y de todos, de nuevo, los que se han quedado en el camino, que han luchado hasta que no han podido seguir y ahora nos ven y disfrutan desde la acera agarrando fuerte la mano de sus hijos y tragándose ese nudo que se le pone solo al que ha sentido la Gloria de Dios en sus carnes, entonces saca el viejo guerrero el pecho como en un lomo gordo de la calle, se enerva, mira de lejos de nuevo el reto y cuando el repeluco le recorre la columna le dice con voz entrecortada a su hijo que "ahi viene Dios ¿no lo ves? y los pies que ves ahi abajo son los de mi gente, aquellos con los que he sangrado y que ahora disfrutan de la Gloria", se acerca entonces con el nene al paso, saluda a los suyos, alguno hay que se quita el costal para que ese tío como un castillo le de una manita al señor, y en ocasiones, cuando se la da, sale el tío, grande como un catedral hecho un mar de lágrimas, por un instante ha tocado la Gloria de nuevo, por un instante se ha vestido de guerrero y ha vuelto con los suyos, ahora con su nene agarrado al faldón de un paso que probablemente cate por dentro en unos años. Por primera vez en 17 años vi como el paso de Misterio del Señor del Prendimiento se llenaba de gente en la igualá y la sensación de haber conseguido algo más me vino a la mente. Y vi como, aunque yo cumplo 17 años bajo en al bodega de Dios, más de uno, muchos más de los que podíamos soñar hace unos años, me supera no solo en años bajo el paso y obviamente edad. Ese es otro de los orgullos que tiene uno en esto, ver como alguien se iguala teniendo 50 años de edad dos palos por detrás de sus hijos es otro de los momentos grandes y emocionantísimos de días como el sábado. Empezamos a trabajar de verdad el día 4 por la tarde, y aseguro que la ilusión y las ganas de esta cuadrilla es pleno y desbordante. Lleno de verdad y de amor por este digno oficio que ha soportado el paso de los siglos por el Señor del Prendimiento y su Santísima Madre del rosario. Empieza el lío, disfrútenlo como lo hcemos más de uno, disfrutémoslo como si fuera el primero de todos los que han de venir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nene,ya has hecho esto 17 años...